La Generación del 98 y el Antiflamenquismo
El último tercio del siglo XIX supone una etapa convulsa para la política española: Estallidos revolucionarios, guerras civiles, golpes militares, etc. Estas tensiones se traducen en una debilidad exterior que culminará en la pérdida de las colonias en 1898. Estos hechos hacen reflexionar a la intelectualidad de la época que ve cómo España pierde su estatus de potencia política a la par que se va atrasando frente a los avances industriales del norte de Europa. Entre el ramillete de explicaciones exhibidos por estos intelectuales de la Generación del 98 se halla el flamenquismo, especie de cajón de sastre conceptual donde caben las costumbres gitanas, el cante flamenco, la afición a los toros y otros elementos de la cultura popular andaluza, que es vilipendiada en la misma época en que los nacionalistas intelectuales gallegos o catalanes promueven una recuperación de sus respectivas "culturas nacionales".
Todos los miembros de dicha Generación fueron por tanto "Antiflamenquistas", a excepción de los hermanos Machado que por ser sevillanos y a la par hijos del famoso folclorista "Demófilo" tenían una visión más compleja del asunto. El paladín de dicho movimiento fue el escritor madrileño Eugenio Noel, quien en su juventud fue un casticista militante. Noël, que era gran admirador de la cultura popular, atribuyó a la extensión del Flamenco y la Tauromaquia el origen de los males de la patria, en contraposición a los modernos estados europeos donde la ausencia de estas manifestaciones culturales parecían traducirse en un mayor desarrollo económico y social. Estas consideraciones hicieron que se estableciera durante décadas una grieta insalvable entre el Flamenco y la intelectualidad.,
La Generación del 27
Esta grieta se cerró por el decisivo empuje de la Generación del 27, cuyos miembros más eminentes eran andaluces y por tanto conocedores de primera mano del fenómeno. La refutación del "antiflamenquismo" vino dada por dos frentes. En lo intelectual por el prestigio de artistas de talla internacional como Lorca, Picasso o Hemingway, así como por los abundantes estudios antropológicos y musicológicos editados a partir de los años 50 del siglo XX. En lo histórico por la constatación evidente de que los momentos de mayor esplendor del Flamenco y la Tauromaquia coincidieron casi siempre con años de desarrollo económico en España: década de 1920, década de 1960, década de 1980...
Concurso de Cante Jondo de 1922
Este concurso había sido promovido por Federico García Lorca y Manuel de Falla en su estancia granadina. Ambos artistas, que aún concebían el flamenco como folclore en vez de como arte, sentían preocupación porque entendían que el triunfo masivo que estaba teniendo el flamenco acabaría con las raíces más puras y hondas (en andaluz "jondas") del Flamenco. Para remediarlo organizaron un concurso de Cante Jondo (para diferenciarlo de cantes festeros, cantiñas y otros; dicha separación no se tiene hoy por válida) en el que sólo podían participar aficionados y el jurado fue presidido por Antonio Chacón, por entonces primera figura del cante. Los ganadores fueron un cantaor profesional retirado de Morón de la Frontera "El Tenazas" y un niño sevillano de 8 años llamado Manuel Ortega y que pasaría a la historia con el nombre artístico de Manolo Caracol. Al margen del resultado el experimento resultó un fracaso debido el escaso eco que produjo y ello fue así porque Lorca y Falla no supieron entender el carácter de arte grande y profesionalizado que por entonces ya tenía el Flamenco y se afanaron en balde por buscar una pureza que nunca existió en un arte que siempre se ha caracterizado por la mezcolanza y la innovación personal de sus creadores. Este purismo es una corriente conservadora del Flamenco que se asoma periódicamente en los momentos de mayor efervescencia creativa.
Via: wikipedia
Un petit peu de moi:
Mon histoire commence à Séville, où dès l’age de six ans je prends mes premiers cours de sévillanes à l’académie de danse de ma tante
Je prolonge mes études avec
Je débute sur scène en 1984, avec la troupe flamenca de
En 1989, je travaille avec
Je fais ensuite des stages à Madrid, Paris et Londres, avec des Professeurs comme Elena de Madrid,
En 2000 j’organise des cours de sévillanes, pour mettre en valeur la personnalité de chacun, tout en partageant avec ce langage corporel, expressif, sensuel, un plaisir véritable et un sentiment de bien-être et de bonheur. Je me consacre profondément à cet art andalou, tout en appliquant la maxime « corps, cœur et esprit ».
Je suis professeur de sévillanes, castagnettes, rumbas et de tout type de chorégraphies sur des airs de flamenco ; Je travaille avec le sentiment profond que tout le monde peut s s’exercer à cette danse qui procure plaisir et bien-être et bonne humeur, tout en dévoilant sensualité et sentiments profonds.
«EN DANSANT, LE CŒUR PARLE AVEC LE CORPS, EN UNE DISCUSSION FILTREE PAR L’ESPRIT»
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